jueves, 31 de marzo de 2011

PARQUES DE GUATEMALA

PARQUE DE JOCOTENANGO

Más conocido antaño como “Plaza de Jocotenango”, está situado en la Calle Real ó 6ª Avenida y 3 y 4ª calles de la zona 2 de la Ciudad de Guatemala, y en el período de 1777 a 1879 constituyó el centro social y comercial del Pueblo de Indios de Jocotenango de Nuestra Señora de la Asunción. En este mismo sitio fueron construidos también el Templo de Nuestra Señora de la Asunción inaugurado en 1804, una fuente estilo colonial y un lavadero público, y para rematar, el paisaje fue engalanado, en 1778, con la siembra de una Ceiba, la cual fue talada el 15 de febrero de 2003.

En la actualidad, el único vestigio que ha permanecido de este conjunto arquitectónico es una fotografía tomada por el inglés Eadward Muybridge en 1875, durante una visita que realizó al país. Esa imagen concreta perduró en las mentes de los capitalinos y visitantes solamente cien años. Pues, en 1879 el encanto pueblerino del lugar se rompió debido a la emisión del Decreto 241 signado por el Presidente General Justo Rufino Barrios que disponía la supresión del Municipio de Jocotenango y lo anexaba como un cantón más a la estructura urbana de la ciudad. El patrimonio cultural de la imaginería fue rescatado por el Alcalde de Jocotenango de esa época, don Timoteo Leche y el Párroco, quienes guardaron las imágenes en casas particulares.

Durante esa centuria Guatemala como país, llevó a cabo su independencia de la corona española, que posibilitó su conversión a una nación autónoma y creó, en seguida la Confederación Centroamericana. Esta situación política no duró mucho tiempo, pues en 1847, a través del Decreto 15 del 21 de marzo emitido por el Presidente Rafael Carrera, el Estado de Guatemala se transformó en “República”. Posteriormente, hacia el último tercio del siglo XIX, el país comenzó a experimentar una serie de transformaciones económicas, sociales y culturales, que derivaron en la ejecución de la Reforma Liberal de 1871 liderada por el General Justo Rufino Barrios y el General Miguel García Granados. A partir de este periodo, la ciudad se posiciona progresivamente como un núcleo urbano muy importante a nivel nacional y del istmo.

En ese contexto, entre los cambios más significativos que se producen en la ciudad está la creación de un espacio para efectuar carreras de caballos, por ser éste un deporte del agrado del señor Presidente Justo Rufino Barrios y porque era una afición tradicional del público que se reunía cada año para la celebración de la Feria de Jocotenango. De esa cuenta, se formó la Sociedad “Hipódromo del Norte” el 30 de agosto de 1881. Pero para poner en marcha estas acciones, hubo que realizar modificaciones radicales en el trazo urbano de esta parte de la ciudad que consistió en abrir un camino que condujera directamente de la plaza al Hipódromo. Para el caso, en septiembre de ese mismo año, se procedió a abrirlo, recibiendo el mismo, el nombre de Avenida del Hipódromo.

Estos factores, entre otros, fueron los que dieron paso a la demolición del conjunto arquitectónico mencionado líneas arriba, sobreviviendo únicamente la centenaria Ceiba. Después de estos hechos, alrededor de la plaza, durante más de tres décadas después, se constituyó en un polo social de la ciudad y en atractivo turístico.

La plaza, por otro lado, se transformó en un espacio baldío que de 1881 a 1899 era utilizado para la celebración de la tradicional “Feria de Jocotenango” en el mes de agosto. Luego, se utilizo, en el periodo de 1900 a 1919, para conmemorar a la Juventud estudiosa del país por medio de las “Fiestas Minervalias” instituidas en la administración de Manuel Estrada Cabrera.

Pero, las cosas cambiaron radicalmente para este espacio a partir de un 21 de noviembre de 1901, cuando a raíz de los festejos del cumpleaños del Presidente Estrada Cabrera, más de mil vecinos de la Ciudad de Guatemala hicieron una petición a la Municipalidad en el sentido de que se construyera un jardín en el lugar que ocupaba la mencionada plaza. A pesar de ello, las obras solicitadas solamente fueron autorizadas el 6 de septiembre de 1907 por medio del Decreto número 656 de la Asamblea Legislativa. Al año siguiente, también en un 21 de noviembre, se inauguró el “Parque Estrada Cabrera”, cuyos jardines fueron diseñados por Luis Augusto Fontaine.

A continuación se procedió a colocar monumentos como el busto del inventor Robert Fulton y una estatua ecuestre en honor al prócer centroamericano Francisco Morazán. Sin embargo, de estos dos proyectos, solamente el primero se llevó a cabo completamente; el segundo, despertó una gran polémica en la sociedad intelectual guatemalteca, formándose dos bandos. Al final ganó el grupo liderado por don Augusto Mencos y la añorada estatua nunca posó en esta plaza. Lo único que quedó de todo esto fue un mojón de concreto que señalaba el lugar donde algún día estaría dicho monumento Solo fue hasta 1928 cuando se logró colocar un busto del prócer centroamericano Francisco Morazán. Para esa fecha el parque también llevaba su nombre.

En 1920, después de muchas contiendas civiles y políticas, el presidente Estrada Cabrera renuncia al poder y asume la presidencia don Carlos Herrera de partido Unionista. Entre las muchos cambios que éste propuso, destaca el de rebautizar todos aquellos lugares del país, instituciones, parques y escuelas que llevasen el nombre de la familia del ex mandatario. De esa cuenta, el “Parque Estrada Cabrera” pasa a llamarse entonces “Parque Morazán” y comienza un nuevo periodo histórico para el mismo.

El Licenciado Antonio Villacorta, en su “Monografía del Departamento de Guatemala” de 1926, describió esta plaza, localizada al norte de la ciudad capital, de la siguiente manera:“Alrededor de una hermosa y altísima Ceiba que en tiempos pasados ornaba el atrio de la Iglesia de Jocotenango, se extiende todo lo agradable a la vista que contiene el parque Morazán, al que rodea monumental verja de cemento. Roberto Fulton, el primero que aplicó el vapor a la navegación, tiene bajo los árboles del parque, sencillo y significativo monumento, y al de Francisco Morazán, mandado a levantar por la Asamblea Nacional, únicamente le falta la efigie de tan egregio patricio, que se asentará sobre un pedestal de mármol blanco”. (158)

Asimismo años más tarde el historiador Héctor Gaitán se refirió a esta parte de la ciudad con estas palabras:

Parque que cobijó por muchos años a la estatua del Almirante Cristóbal Colón, cuando fue traslada del parque central, hoy Plaza de la Constitución, a dicho sitio. En la parte poniente de dicho parque se construyó la primera universidad para obreros durante la gestión de Estrada Cabrera. Este edificio fue convertido en escuela pública, hasta quedar finalmente en el abandono. El centro del parque “Morazán” esta ornamentado con una centenaria Ceiba, que con el paso del tiempo también rindió tributo a la tierra, Ceiba testigo de mil ferias de agosto en la celebración a la patrona de Guatemala, la Virgen de la Asunción, elemento festivo de la ciudad.

Otros monumentos que adornaron durante algún tiempo este parque lo constituyen la estatua de “Cristóbal Colón”, que fue traslada de la Plaza de Armas en 1944 para el Parque Morazán, y un busto del grandioso músico “Ludwing van Beethoven”. El primero fue trasladado a su lugar actual, en la “Avenida de Las Américas”, en 1960; el otro, desapareció sin dejar rastros.

Recién inaugurado el siglo XXI un día miércoles 6 de agosto de 2003, el “Parque Morazán” pasó a llamarse nuevamente “Plaza o Parque Jocotenango”, como antaño. El Director general del Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura y Deportes de aquella fecha, don Guillermo Díaz Romeu, fue quien otorgó el visto bueno para el cambio legal del nombre y en una carta dirigida al director general del Centro Histórico de la Municipalidad, Ricardo Goubaud, manifestó su concordancia con la opinión del Cronista de la Ciudad, Miguel Álvarez Arévalo, quien fue uno de los primeros que consideró necesario el cambio de nombre del parque argumentando que:

“la controversia que el caudillo hondureño Francisco Morazán causó hace poco más de cien años, del malestar que provocó a la población el enterarse que la “Plaza Jocotenango” pasaría a llamarse Morazán. Este homenaje provocó una recia reacción de parte del sector guatemalteco que recordaba los desafueros cometidos por Morazán en esta capital”.

Otro punto que destaca Álvarez, es que no se tiene nada particular en contra de que exista alguna plaza con el nombre de este personaje, siempre y cuando hubiera reciprocidad de parte de Honduras, en el sentido de que alguna plaza del vecino país se denominara con el nombre de Rafael Carrera. El 6 de agosto, cuando oficializó el cambio de nombre, también se inauguró su remodelación, que consistió en rejardinizar, colocar bancas cómodas, juegos para niños y una verja de hierro.

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